Trono de sangre

Leíamos el otro día en la revista Tiempo que la hija mayor de los monarcas españoles, que es la que heredará el trabajo del padre, ve películas de Akira Kurosawa. Días después leíamos también, esta vez en El Español, que ella, junto con su hermana, "aprende a cocinar" con un chef que tiene dos estrellas Michelin. De lo que se trata es de recordarnos que la hija del rey, a diferencia de nuestros hijos, tiene un destino fulgurante como ser superior. Seguro que en sus 11 años de vida nunca ha tenido piojos. Los piojos no prueban sangre azul.

Teniendo en cuenta estas dos pistas que la casa real nos regala sobre el día a día de la futura reina española, me atrevo a pronosticar otros momentos estelares de su vida inmortal. Si le gusta el cine de Kurosawa y aprende a cocinar con un chef estrellado, su profesor de música, para estar a la altura, debería ser Elton John. Y los payasos que actuaran en su fiesta de cumpleaños, cuando cumpla 12, deberían ser Meryl Streep y Brad Pitt. (Pensad que los de Martes y Trece explicaron que una vez actuaron en una fiesta de la infanta Elena allí en Palacio.) Debería ser Isabel Coixet la que le llevara la primera compresa con alas. El profesor de pilates y zumba, Kilian Jornet. Si le hiciera falta -Dios no lo quiera, que un día le haga gracia experimentar con los porros-, el camello que le procurase la sustancia debería ser Pablo Escobar. Y si hace botellón con los amigos de otras casas reales, sin duda debe hacer traer una de las treinta y seis botellas que salen al mercado cada año de la ginebra Watenshi (unos 2.500 euros la unidad) destilada gota a gota a la temperatura del polo Sur. Y las cuestiones relacionadas con el misterio de la vida y la reproducción que se las explique Juan Carlos I, su abuelo.